Música

Hacer música es hablar

Hacer música es hablar

Cuando hablamos buscamos ser interesantes, tanto EN LO QUE DECIMOS así EN COMO lo decimos.

Buscamos tener algo que comunicar y que quien nos escucha no se quede dormido por la monotonía de nuestra voz, si no por el contrario que le despierte el interés.

Buscamos transmitir una idea para crear una respuesta del otro lado: Excitarlo, enojarlo, hacerlo bailar o transmitirle un sentimiento .

Y otras veces solo buscamos expresarnos: sacar esa furia, ese enojo o ese amor.

Sin dudas hacer música es una forma de hablar porque como veremos consta de los mismos principios.

Hablar y hacer música tienen muchísimas cosas en comun. Encontramos «las frases» están compuestas por pequeños sonidos.

Estos pequeños sonidos son conocidos como notas en la música o silabas en el hablar. La unión de estos sonidos genera ideas, frases y melodías las cuales nos ayudan a transmitir ideas (musicales o conceptuales). En este punto vale hacer mención que al cantar traducimos estos sonidos musicales (notas) en silabas por lo cual eso que no parecia tener sentido y ser simplemente sonidos comienza a tener sentido y significado.

Ahora bien, la música y el habla tienen mucho más en común que la esencia de los sonidos.

Una obra musical o una canción gozan de principios cercanos a los discursos o sin ir tan lejos al hablar cotidiano. Es asi que elegir bien los elementos musicales es tan esencial como elegir bien las palabras cuando hablamos. Cuando usamos mal las palabras nos comunicamos mal, lo mismo ocurre en la música. Una nota fuera de lugar, un ritmo incorrecto, la armonía ajena. En resumen: La palabra equivocada suena mal.

Por otro lado, cuando hablamos queremos transmitir una idea, cuando no sabemos que decir no decimos nada pero continúamos hablando simplemente divagamos…
Y cuando alguien divaga, sabemos que en general no es muy interesante y eventualmente se vuelve aburrido.

Por lo cual como primera regla lo mejor será plantear el tema del que queremos hablar.

Incluso cuando improvisamos (tanto musicalmente como a la hora de hablar) buscamos un tema sobre el cual hacerlo. Y a partir de ahí buscar las palabras adecuadas o reescribir lo que veniamos diciendo. Vale aclarar que por tema nos referimos a la idea que vamos a desarrollar tanto melódicamente como conceptualmente. Por tema musical se entiende el motivo o la melodía que vamos a desarrollar.

Lo segundo que tienen en común la música y el hablar son los silencio. Son esos elementos que crean el ritmo, añaden suspenso, evitan la monotonía. Sin silencios no hay ritmo, sin ritmo no hay energía y sin energía no hay interés.

Esto nos lleva a otro punto el contraste. El discurso musical no puede ser todo igual. Debemos querer ir del punto A al punto B. Debemos buscar un efecto, aumentar o bajar la energía, generar variaciones en dicho sonido, y en la energía!.

Si arrancamos bien arriba deberemos bajar para volver a subir. Si arrancamos abajo deberemos subir.

El énfasis, el ritmo, la energía de nuestras palabras asi como de los elementos musicales deben variar a lo largo de la obra.

Que “todo suene igual” es lo primero que todos queremos evitar tanto cuando hablamos como cuando hacemos música.  No podemos hablar ni hacer música si todo suena igual. Cuando alguien nos hablara todo igual dejamos de prestarle atención, se vuelve aburrido: Asi mismo nada tendrá importancia, porque todo sonaría igual.

Es asi que ocurre que cuando alguien habla todo igual su voz se convierte en ruido y simplemente dejamos de escucharla.

Otro punto al que vale hacer mención es que en el hablar encontramos las pausas, que en la escritura se traducen en las comas, y los puntos. Imaginémonos un párrafo compuestos de líneas, y líneas sin un punto. Esto nos hace muy díficil comprender las ideas y entender a lo que hace mención el autor porque la línea sin punto no nos dirá cuando termina una idea y comienza otra, todo comenzara a ser confuso y poco claro.

En la música encontraremos los compases y las secciones. En las canciones se suelen utilizar 4 compases para marcar una idea musical la cual se repite 4 veces (variando la letra en cada 1 de estas repeticiones lo cual produce 4 líneas de verso, lo cual conforma una sección llamada verso).

Imaginemos un libro en el cual el autor avanza y avanza, simplemente desarrolla una idea para adelante y nunca vuelve atrás. Nunca retoma. Obviamente será extremadamente díficil de seguir y comprender.

Asi en la música como en la escritura siempre existe una idea, la cual se retoma, se desarrolla y se genera variación.
Debemos ser claros en las ideas, asi sea una melodía, como en los versos. Una idea por línea pero pensando en la totalidad de la obra. Una parrafo sin fin es como escribir una melodía que nunca termina, que nunca se vuelve a escuchar. La pregunta aquí es si compusimos una buena melodía ¿por qué no volverla a escuchar? Debemos retormarla porque sino en vez de ser una buena melodía sera una melodía que queda perdida entre la multitud de los elementos.

Si componemos canciones buscamos ideas musicales concretas, claras y bien definidas.

Pero por otro lado, debemos ser recurrentes con la idea. Si hablamos de algo, debemos atenernos al tema y retomarlo cuando nos hemos ido muy lejos. Como explicaba en el párrafo anterior ¿si tenemos una buena melodía porque no volverla a escuchar? Es por eso en la música se inventaron las secciones, para volver al tema o motivo principal que es el que todos quieren escuchar.  Recordarnos que estábamos hablando de…

Por supuesto la repetición constante de la idea principal termina siendo aburrido. Pensemos en un libro que simplemente sea 200 páginas repitiendo la misma frase. Por ellos existe el contraste, el desarrollo y la variación.Estos elementos nos renuevan las ganas de volver a escuchar esa idea.

Por último tenemos el tono, el cual se refiere a que si nuestro discurso es alegre, triste, esperanzador o melancólico. Todas nuestras palabras, así como los elementos que lo componen giraran en torno al tono. A veces es un buen recurso cambiar el tono para agregar un aire diferente, renovar, pero dependiendo el tema o la idea a veces no queremos ir muy lejos para no perder el tema en cuestión.

Hacer música es como hablar.
Esto implica un sentido de la comunicación. Tema, contraste, repetición, ritmo y desarrollo es lo que queremos escuchar.
Y lo que a nadie la interesa es lo aburrido: la carencia de ideas, la monotonía, repetición constante de lo mismo y el divague.

Por eso cuando pensemos en componer pensemos en como hablamos.

Un poco más lejos en términos prácticos
Un Punto interesante es utilizar esto del “como hablamos” en un sentido más práctico.
Digamos que queremos escribir una canción de amor. En vez de tomar la clásica idea de la canción de amor que escuchamos en la radio. La pregunta es  «¿cómo se lo dirías”?

Por otro lado, si estas enojado con alguien ¿Por qué y que le dirías? Usa tus propias palabras, tus propios sentimientos

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